¿Conoce usted a alguien que esté sin trabajo? ¿Alguien en su familia? ¿Un amigo? Quizás usted mismo ha luchado con el desempleo últimamente. Yo por mi parte tuve esta lucha cuando sostenía a mi madre viuda y a cinco hermanas menores. En aquellos días en la Argentina largos períodos de huelga sacudían el país. Estaba sin trabajo, sin compensación, sin nada. Cada vez que aparece el desempleo, crea problemas matrimoniales, financieros y hasta médicos. Además expone de manera prematura a los peligros que por lo general se asocian con la mediana edad: el cansancio, el descuido y la confusión. Estos mismos términos describen a muchos de los desempleados hoy.
¿Qué debe hacer un cristiano consagrado si se encuentra sin trabajo? Creo que la Biblia nos da varios principios específicos que tienen que ver con el tema del desempleo.
En primer lugar, acepte su situación, por más difícil que sea, y confíe en que Dios obrará para bien. La Biblia promete que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
En segundo lugar, planee cuidadosamente cómo usar el tiempo extra de la mejor manera posible. En Efesios 5:15-16 leemos: “Así que cuidado cómo viven ustedes. Sean sabios, no ignorantes; aprovechen bien el tiempo” (BD).
Si usted es un cristiano desempleado, le sugiero que pase las primeras dos horas de cada día estudiando la Biblia y orando. Luego pase las siguientes tres o cuatro horas buscando trabajo.
En tercer lugar, ministre a otros durante su tiempo libre. Organice un estudio bíblico con otros que tal vez también están desempleados, y oren juntos. Pase tiempo discipulando a nuevos creyentes.
En forma individual o grupal, ofrézcase como voluntario para trabajar con su iglesia, ayudando a los necesitados, visitando a los ancianos o evangelizando a su comunidad en forma activa.
La Palabra de Dios nos dice: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9).
En cuarto lugar, sea un buen administrador de su tiempo, energía y posesiones. Con su familia piense cómo puede usar creativamente lo que ya tiene a fin de suplir sus necesidades y aun ayudar a otros.
Tal vez tenga un terreno. Plante una huerta. Quizás tenga talentos que podrían ser usados para ganar algo de dinero.
Utilícelos.
En Mateo 6:33 leemos: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Si honramos a Dios en cada aspecto de nuestra vida, podemos estar seguros de que El suplirá todas nuestras necesidades.
Si el desempleo golpea a su puerta, lo desafío a buscar el reino de Dios y su justicia. Actúe según los principios enunciados más arriba y confíe en que Dios proveerá lo que usted necesita.
Si el desempleo no es su problema específico pero conoce a quienes están luchando con esta cuestión, comparta con ellos estos consejos bíblicos y anímelos a seguir adelante en el Señor.
~Luis Palau
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